Por fin llegó el momento de que las cuatro hermanas Torote se reunieran para hablar de la herencia. Nufla, Asunción, Francisca y Leonor.
Allí llegaron las cuatro el día señalado. Discretas, sencillas, como ellas son. Con su mejor sonrisa falsa y ganas de llegar a un acuerdo como buenas hermanitas.
Se abrazaron, se contaron sus vidas y como no, se hicieron unos sencillos selfies como recuerdo.
Y llegó el momento de hablar ... todas iban dispuestas a colaborar y llegar al mejor acuerdo posible. Pero entonces, ¿dónde está Asunción?
Leonor sonríe y confirma que su querida hermana mayor ha decidido rechazar su parte de la herencia porque tenía una cita a la que no quería faltar .... "algún ricachón", "esto huele a braguetazo", "para mí que es solo vicio" ... así concluyeron las hermanas y dieron paso, sonrientes, al reparto entre tres. Más fácil todavía pensaba Leonor, la única que sabía que esa cita era pagada para quitarse a su hermana mayor de en medio.
Pero el día sería largo .... cuando la discusión empezaba a subir de tono y se perdían las sonrisas fingidas, Nufla, para la pelea y con su estudiada elegancia saca del bolso unas esposas, se acerca a su hermana Leonor y las cierra en sus muñecas.
¿Pero qué coño pasa? - pregunta Leonor finamente
Que estás en busca y captura por robo, zorra, y yo voy a cobrarme la recompensa antes de volver a quedarme Torote - contesta con cariño su hermana Nufla
Y dicho y hecho, sube a su hermana al coche y pide a Francisca que la espere, que en una hora máximo está de vuelta y zanjarán el asunto como buenas hermanas. Se guiñan un ojo y Nufla arranca el coche con una hermana esposada, confundida pero elegante como solo ella sabe. Antes muerta que sencilla cari ... ya lo sabes.
Dos hermanas, un pueblo en juego. Y pronto, el desenlace.
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